“Somos lo que hacemos,
en especial lo que hacemos para cambiar lo que somos”

Eduardo Galeano

Hemos hablado de limpieza de closet, de qué cosas guardar y cuáles otras donar.  Hemos hablado de  protocolos de vestimenta, qué usar y qué no usar.  Ahora me gustaría hablar  del que debió ser el primer tema del blog, pero como dice el dicho “nunca es tarde”.

La imagen es apasionante, a todos nos gusta saber qué ponerse para verse muy bien ; saber de colores y texturas, así como de estampados y largos favorecedores, pero hoy quiero platicar de algo más importante.

La imagen es como en un iceberg, la parte  que se ve, lo que queda fuera del agua, sin embargo, debajo, hay una superficie más grande, que es la que lo sostiene  y por eso es la parte más importante. Así me gusta pensar en los seres humanos.

La parte que queda por debajo del agua son nuestros sentimientos, nuestro corazón, nuestra alma, nuestras creencias,  decisiones y  postura ante la vida.

Por que dicen por ahí que nuestro destino es la suma de todas las decisiones que tomamos , incluso las que en su momento parecen insignificantes.

Es por eso que  nuestro deber es  preocuparnos por cultivar nuestra alma,  aprender cosas nuevas, seguir creciendo como personas en cada aspecto de nuestra vida. Disfrutar el momento,  reunirnos con nuestros amigos para reír por horas y tratar de arreglar el mundo. Enterarnos de lo que sucede en el planeta, ponernos retos y soñar muy alto.

Lo anterior hará que lo verdaderamente importante, que es nuestra esencia, sostenga la otra parte,  la de cómo nos vemos y qué transmitimos con nuestra imagen, nuestra  marca personal, que es la serie de acciones que nos definen como personas a lo largo de la vida.

Y sí, la imagen es apasionante, pero de qué sirve un look impecable cuando hay sólo un hueco adentro..